¿Profesorado como autoridad pública?. No, gracias

Entre otros sindicatos, se vanagloria ANPE de haber iniciado el “camino hacia un modelo educativo que permita el pleno ejercicio del derecho a la educación”. ¿Dónde queda el derecho a la educación del alumnado? ¿Dónde la violencia ejercida hacia las y los jóvenes, que no olvidemos, debieran ser el centro de la dinámica educativa, por encima de contenidos y profesorado?:
- Barracones; “encasillamiento” por nivel socio-económico, cultura, lugar de procedencia (creación de guetos: el 89’9% del alumnado africano se encuentra en los centros “públicos”, este dato demuestra la “estafa” de la educación concertada. ¡Si quieren su propio modelo educativo, que se lo financien!), ideología propia o de las familias; falta de atención de las necesidades y del ritmo propio de trabajo; aniquilamiento de la calidad en la Educación Infantil, escasez de profesorado; elevada ratio; favorecimiento de la competición; malas condiciones laborales para parte del profesorado (no para los equipos directivos, que aumentan su sueldo a costa de cerrar la boquita), desmotivación: “no sirves para nada”; ausencia de una verdadera participación en la vida escolar del alumnado y las familias (como recoge su querida Constitución, Artículo 27); supresión de rutas de autobús; falta de plazas en determinados ciclos de FP de grado superior; exigimos respeto y responsabilidad cuando de antemano “La autoridad pública goza de presunción de veracidad”…

La causa más profunda de la violencia ejercida por parte del alumnado hacia el profesorado, se encuentra en la propia sociedad, que asume “La Violencia Estructural” como el valor fundamental, unido a la “Competencia”, inherente al capitalismo. ¿Cómo es capaz de exigir nuestra querida Esperanza Aguirre respeto y buen comportamiento, cuando en la sede del gobierno madrileño los insultos y las provocaciones no dejan de retumbar en las paredes; recordando además “incidentes” (¡niña mala!) con la botellita de agua; intimidaciones físicas a personas que reivindicaban una ¡Sanidad Pública!...? ¿Cómo exige respeto esta Sociedad, cuando las personas más admiradas no son grandes eminencias en los ámbitos médicos, medioambientales, económicos, filosóficos, artísticos… sino concursantes de “Gran Hermano” o personajes del corazón?

El sistema educativo del estado español, comprende diferentes etapas y modalidades: educación infantil, primaria, secundaria, bachillerato, formación profesional, enseñanzas deportivas, artísticas, de idiomas, universitarias, de personas adultas… sin poseer datos que corroboren la siguiente afirmación, intuyo que el mayor número de agresiones (tanto físicas, como verbales) se producen en la Educación Secundaria Obligatoria. Voy más allá en mis predicciones, seguro que existe una gran relación entre el profesorado agredido y las metodologías empleadas y los contenidos impartidos (por descontado, que esto, ni nada, justifica la agresión de ningún tipo; no pretendo idealizar, ni “desculpabilizar” totalmente al alumnado agresor; tampoco buscar el “amiguismo” alumnado-profesorado). Pero no es una cuestión baladí:

- La mayoría del profesorado que ejerce su profesión en secundaria, son físicos, historiadoras, matemáticos… cual es su formación como docentes: ¿el CAP? Ufff. Con todos mis respetos, pero ser una experta o un experto en matemáticas, no implica tener la capacidad y las habilidades para provocar que el alumnado aprenda matemáticas, creo que es así de sencillo (el nuevo master que se quiere implantar, tampoco es una buena opción, por resultar claramente clasista; abogo por incluir en estas carreras determinadas asignaturas de obligada superación, para poder ejercer como docente). La mayor parte del profesorado, con un incremento exponencial en la educación secundaria, estructura las clases en torno a “La clase magistral” y el libro de texto. Esta “técnica” de transmisión del conocimiento se considera como la única existente. Provocando en el alumnado, sobre todo en el adolescente, rechazo; ya que sus “preocupaciones” están muy alejadas de unas “obligaciones” que no considera funcionales para su vida diaria (desconexión entre el mundo educativo y la realidad). El alumnado se encuentra ante el aprendizaje en una posición pasiva, que se reduce al mero almacenamiento de datos inconexos y una repetición mecánica de diferentes procedimientos. ¿Quién se atreve a explicar a una joven de 15 años que debe aprenderse de memoria toda la vida de Cervantes, cuando es plenamente consciente que haciendo clic en el ordenador puede conocer hasta la marca de zapatos que usaba? Si se despertara en esta joven el interés hacia la lectura, si fuera capaz de aplicar los aprendizajes matemáticos en su vida diaria, si conociera la fauna y la flora de su barrio, de su pueblo, si pudiera relacionar una obra de arte con su contexto histórico… ¿existiría un mayor interés hacia el contexto educativo?. Considero la formación del profesorado esencial y en parte responsable de las relaciones que se generan en las aulas. Lo siento compas de secundaria, pero ¿dónde se han estudiado técnicas y procedimientos para abordar los conflictos? ¿qué nociones tienen sobre psicología evolutiva, didáctica de las Matemáticas, didáctica de la Historia…? Esto tampoco pretende ser un alegato a favor de la universidad, sino cuanto menos de la inquietud personal hacia conocer diferentes métodos, herramientas, para que la asignatura que se imparte provoque aprendizajes significativos, a la par que genere determinados valores en el alumnado.

Demandamos, reclamamos respeto, responsabilidad… una ingenua pregunta ¿en dónde la adquiere el alumnado?¿en Educación para la Ciudadanía?. “En el hogar” clamaran muchas voces, sí también. Pero no debe desaprovecharse el ámbito educativo como espacio socializador. No se trata de aprender de memoria el significado de las palabras “Respeto”, “Igualdad”… sino de vivenciarlas, de que la dinámica diaria esté repleta de situaciones en las que sea “obligatorio” asumir responsabilidades, llegar a consensos ante diversas opiniones, conocer las propias y ajenas capacidades… (Gracias a la Escuela Libre Paideia por su ejemplo).

Asimismo, este tipo de metodologías en las que el alumnado asume una posición pasiva, conlleva unas repercusiones sociales importantes, aunque el profesorado en la mayoría de los casos no sea consciente de ello:

- ¿Qué es lo que se busca? ¿Un alumnado calladito, deshumanizado, domesticado…?... ¿Dónde queda la vitalidad, la creatividad, la actitud crítica (ésta última recogida en su querida LOE)? ¿Por qué no canalizar toda esa energía, toda esa rabia contra el mundo, “hablando su propio idioma”? Por ejemplo, la música rap está de moda en los institutos: se puede trabajar desde poesía, creando letras; hasta la historia por los Derechos Humanos de la población afroamericana en EE.UU, pasando por el contenido de las letras en Filosofía. Y así miles y miles de ejemplos; otra cosa no, pero al profesorado lo que le sobra, es imaginación y creatividad. Pero que el profesorado tenga delante un grupo de personas totalmente calladas (acobardadas más bien) conlleva la creación de un determinado tipo de persona que posteriormente se resignará a lo que estime oportuno la figura de autoridad (el jefe, el policía, el marido… siempre figuras masculinas por supuesto). Y esto ya son beneficios para el Estado y el Capital; generando una absoluta dependencia hacia dicha figura de autoridad, impidiendo la autonomía y el desarrollo integral de la persona; asumiendo la realidad como terminada, elaborada, sin apropiarse de ella para poder así transformarla, originando la mitigación de la creatividad, de la curiosidad, del goce ante el descubrimiento… Trabajo rutinario y alienante en las aulas, perfecta preparación para la cadena de montaje en la fábrica.

Si no queremos agresividad en los centros educativos ni por parte del alumnado, ni por parte de las familias, impliquemos a estos dos colectivos, verdaderamente, en la dinámica escolar. Sustituyamos “Autoridad” y “Disciplina” por “Respeto” y “Responsabilidad” y ello requiere dar responsabilidades al alumnado en el día a día, para llegar a una “Libertad Responsable”. Es más, debe aprovecharse al grupo-clase, como mantenedor del clima de respeto, igualdad, apoyo mutuo y esfuerzo (todo esto no es Ciencia Ficción, se hace hoy en centros del Estado Español: Paideia, O’Pelouro…), trabajando así el sentimiento de “colectivo”, asumiendo el conjunto, los problemas particulares. Si el profesorado quiere respeto, ¡QUE SE LO GANE!. Estos días en los que los Mass Media se hacen eco de la propuesta del gobierno regional madrileño, no se ha escuchado ni una palabra de autocrítica del profesorado en relación a su labor docente, su preparación educativa o los problemas estructurales de nuestra sociedad. ¿Qué pensaríamos de una doctora o un doctor, que siguiera aplicando los mismos métodos que en el siglo XIX?

Por cierto, ¿no hacer los deberes, estaría considerado “Desacato a la Autoridad”?.

Enviado por Txelu.

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